Dicha anécdota se produjo en el partido final del Torneo de París celebrado en el período estival en honor del Racing Club de París. En vista del torneo de Serie A de 1998-1999, el Venezia se presentó a la cita con muchas preguntas: algunas novedades prometedoras como la joven Bilica y Volpi estaban ocultas en rosa, alternando con grandes brechas departamentales. Debido a que hasta la fecha la entidad no contaba con un equipo femenino, Rossell lo fundó en Madrid como alternativa para aquellas futbolistas madrileñas que querían jugar en la capital, y con la esperanza de un día poder formalizar la sección en el club del que era aficionada.